
Rubén Derfler corrió en la Fórmula Toyota de Japón en 1997, logrando tres victorias en ocho podios para poder coronarse campeón con 129 unidades (Foto El Territorio)
En la historia del automovilismo misionero hay varios pilotos que encararon el camino para llegar a la Fórmula 1, pero por distintos motivos quedaron en las puertas de subirse a un auto de la máxima categoría mundial de automovilismo.
El primer misionero que corrió en Europa fue el apostoleño Daniel Puerta, quien llegó a correr en la Fórmula Ford 2000 Inglesa en 1977 (categoría que en esa época era el paso previo a la F1).
En el país corrió en la TG2, F4 y F2 y a mediados de los 70, con muchísimo esfuerzo familiar y apoyado por el Grupo Las Marías, hizo todo el campeonato inglés de Fórmula Ford, llegando a ganar una carrera en la temporada 77. Tuvo algunos contactos para seguir, pero el proyecto se tuvo que abortar por falta de apoyo económico y regresó al país en 1978.
El obereño Carlos “Negro” Gunther ganó el curso de Pilotos de la Asociación Argentina de Automóviles Sport en 1981 y el Automóvil Club Argentino (ACA) le dio una beca para ir a correr a la Fórmula Ford en Inglaterra, pero en 1982 se desató la guerra de las Malvinas y no pudo obtener la visa para ir a correr. “Lloré una semana”, recuerda Gunther, quien luego recibiría como premio consuelo un auto de Fórmula Renault Argentina de parte del ACA y terminaría corriendo el Fórmula 2 Codasur en 1986.
El que más cerca estuvo de llegar fue Rubén “Chirola” Derfler, quien en 1997 se consagró campeón de la Fórmula Toyota Japonesa y hasta hoy es el único piloto misionero en ganar un título fuera del país. Después de la Fórmula Toyota, en 1998 pasó a la Fórmula 3 Japonesa y en 1999 recaló en la Fórmula Nippon, el paso previo a la Fórmula 1.
“Para ir a la Fórmula 1, en ese año (1999) yo ya tenía hablado con Minardi para hacer unas pruebas, pero tenía que hacer una pole o salir sexto en una carrera para obtener la Súper Licencia (indispensable para llegar a la F1) para ir a probar” .
“La pole era casi imposible porque el auto era lento y el sexto puesto no era imposible, pero lastimosamente ese año no llovió nunca y no pudimos lograr el resultado, me quedé a la puerta de la licencia para, aunque sea poder subirme a probar. Más allá de eso siempre me va a quedar la tranquilidad de haber dado todo”, reconoció Derfler.
Sobre su carrera deportiva internacional, explicó que “en realidad cuando iniciamos este camino ya sabíamos que llegaba uno solo y de esa camada llegaron dos (Esteban Tuero y Norberto Fontana). Nosotros en esa época éramos apasionados del automovilismo y cuando empezamos a salir nos dimos cuenta de que era paso a paso. Cuando yo me fui, me fui con una visa de turismo, para probar y me quedé tres años y medio viviendo en Japón”.
“Con el paso del tiempo se va tomando dimensión, pero esa nunca fue mi preocupación. Después hubo otros pilotos buenos con las condiciones, pero lastimosamente no tuvieron el apoyo suficiente. Se necesita mucha ayuda económica para llegar, pero igual no hay que dejar de intentarlo”, reflexionó.
Y amplió diciendo: “Hay que intentarlo, nunca hay que dejar de intentarlo. En Misiones siempre hubo talento, mucho talento, pero falta apoyo económico, que es lo que termina pesando al final. Del karting que son millones y saltás a un fórmula que son miles, después vas a la Fórmula 3, ya sea acá o en Europa, que son 100 y después vas a ir a la Fórmula 3000 o F2, que quedan 40, y llegan 20 a la Fórmula 1, pero pese a todo eso no hay que dejar de competir porque es un deporte muy lindo, muy familiar, y donde se valora mucho poder compartir momentos únicos”.
El último que lo intentó fue el obereño Rafael Morgenstern que luego de ser bicampeón de la Fórmula Renault Argentina (2001-2002) se fue a Italia. En el 2003 corrió en la Fórmula Renault Italiana, donde logró un cuarto puesto en Vallelunga en su debut y Monza y tuvo un paso por la Fórmula Renault Europea, pero nuevamente la falta de apoyo económico lo dejó a mitad de camino.
Fuente: Pablo Lizarraga, El Territorio.