Un nuevo problema. Y un nueve problema, también: las alarmas han comenzado a sonar respecto del futuro de Miguel Ángel Borja en un contexto incómodo para River. Justo cuando al Colibrí se le abrió la posibilidad de recuperar protagonismo producto de la lesión de Sebastián Driussi, desde México se habla de un supuesto acuerdo de palabra entre el delantero de 32 años y Tigres de la UANL. Todo, a tres días de un partido trascendental ante Rayados, el archirrival del interesado en MAB.
La irrupción del cuadro mexicano en escena acelera los procesos en torno a la continuidad del #9 en River. Aunque el círculo íntimo de Borja no lo confirma, el interés está latente aun cuando no descartan un acuerdo de renovación si éste se plantea formalmente. Algo que hasta entrado junio no había formado parte de la agenda de los encargados del fútbol del club.
Ahora el panorama cambió en torno a un futbolista que por características había perdido continuidad (se impuso Driussi por prototipo y rendimiento), que dentro de dos semanas estará formalmente habilitado para negociar como agente libre pensando en 2026. Y que justo en esa coyuntura -y con los Felinos merodeando- tendrá una nueva chance por necesidad y urgencia por el esguince severo que sufrió el Gordo.
Eso es lo que vuelve todavía más compleja la situación. No sólo porque con los mexicanos merodeando resultará difícil abstraer a Borja del asunto en pleno Mundial de Clubes: también porque Driussi estará de baja un tiempo prolongado -incluyendo los octavos de final de la Copa Libertadores- y el aporte del Colibrí será casi indispensable durante su ausencia.
Miguel Angel Borja –
“Que haya equipos entre comillas superiores es bueno porque hace mucho no le pasa a River en Sudamérica”
Miguel Borja tras el debut de River en el Mundial de Clubes con triunfo a Urawa Reds. Video: @acristofalo – enviado especial Olé
“En lo personal, no es fácil después de muchos partidos sin jugar más de 30 minutos”, se había quejado subliminalmente Borja luego de entrar frente a Urawa Red Diamonds por la lesión de su compañero. Dejando entrever cierta incomodidad por su situación personal. ¿Y abriendo el panorama de una eventual salida, también?
Por lo pronto, con una cláusula de u$s 4 millones, difícilmente un club la quiera abonar si puede fichar gratis al jugador seis meses después. Aunque el interés de por sí se cuela en un momento bastante incómodo. Y genera un nueve problema.