A la gloria no se suele llegar por un camino de rosas. Hay que batallar, hay que dar pelea, hay que hacerse desde abajo, hay que persistir y resistir. Y si hay instituciones que saben de eso son Platense y Huracán. Sí, porque pese a que hoy todo es expectativa y alegría por jugar la final del Apertura, antes hubo épocas sufridas, donde nada se asemejaba al presente.
Y fieles a lo vivido por los hinchas del Calamar y del Globo en buena parte de la historia, si hay quienes de verdad conocen lo que es pasarlas todas, son tanto Favio Orsi y Sergio Gómez como Frank Darío Kudelka, las cabezas detrás de los dos equipos que llegaron al partido más importante del semestre a nivel local.
Sí, porque en ambos casos se formaron desde el barro, atravesaron de todo, se ganaron un lugar en la órbita del fútbol argentino a base de humildad, sacrificio, disciplina y trabajo. Nadie les regaló nada (e incluso más de una vez se les bajó el precio), ahora son finalistas por un título por primera vez en sus respectivas carreras y sueñan con quedar en la historia grande de la Primera División.
El trayecto de la dupla Orsi – Gómez
El inicio de los que actualmente se pueden definir como “los padres de la criatura” se dio en el Ascenso mientras corría el 2011. Por aquel entonces, todavía ninguno de los dos ejercía como entrenador. Ahora, 14 años después, con más de 500 partidos en el lomo, y construyendo una relación de hermanos, tal y como ellos mismos describen, están a un paso de la gloria.
A sus 29 pirulos, Sergio ya estaba por colgar los botines tras pasos por Villa Dálmine, Platense, San Miguel, Fénix, Acassuso, entre otros, mientras que Favio, quien abandonó un tiempo atrás luego de un paso por las Inferiores de River, a primera de Estudiantes de Buenos Aires y el fútbol finlandés, ya se encontraba dirigiendo en la liga escobarense.
En este contexto fueron convocados por Oscar Santángelo para sumarse al cuerpo técnico de Fénix, equipo que en esos tiempos militaba en la Primera C. Así comenzó esta historia.
En el Cuervo ya empezaron a mostrar potencial y algunos indiicios de lo que se vendría. Claro, es que para la temporada 2012/13 asumieron como dupla principal, el equipo terminó quinto, clasificó al Reducido y ascendió a la vieja B Metropolitana.
Para el 2015 el dúo ya estaba consolidado y pisaba fuerte en las categorías más bajas. Esto se acrecentó más cuando, tras un año en Deportivo Español, agarraron Flandria e hicieron historia tras subir al Nacional en 2016 y permanecieron en Jáuregui hasta el curso 2017/18, dejando una huella imborrable en todo el pueblo canario.
Luego de un breve paso por Almagro en 2018/19, Orsi – Gómez partió a Tucumán para dirigir San Martín. En el Santo -con pandemia mediante y apenas 34 matchs- estuvieron entre 2019 y 2021, tiempo suficiente para pelear por el ascenso. Lo mismo repetirían a los pocos meses, cuando se hicieron cargo de Ferro -su última experiencia por el Ascenso- y llegaron a semifinales del Reducido de la PN 2021.
De 2022 en adelante, se largaron a otro desafío: ser entrenadores en Primera. Lo primero fue en Godoy Cruz, donde se quedaron al borde de entrar a la Sudamericana luego de salvarse del descenso. El camino siguió en Atlético Tucumán (2023/24) y nuevamente se negó la clasificación a copas por diferencia de gol.
Lo último -y más destacado- es lo actual en Platense: asumieron en febrero del año pasado, rearmaron el plantel tras el subcampeonato del 2023, dieron pelea en todos los frentes y hoy están a días de una final histórica para el Marrón. Una dupla que salió del barro y va por el oro.
Kudelka, otro que se hizo de abajo y va por todo
El paso de los años, sumado a sus buenos pergaminos por lo hecho en campañas anteriores, lo hicieron posicionarse hace ya un tiempo como un deté respetable y con cierto renombre en el ámbito local. Pero la realidad es que esto no se construyó de la noche a la mañana y que, al igual que sus colegas de Tense, el técnico quemero también viene del barro.
Y la realidad es que FDK, oriundo de Freyre, un pueblo cordobés de 7.000 habitantes, sabe realmente lo que es pelearla desde el fondo: a fines de los ’80 y con el título de profesor de educación física bajo el brazo, se lanzó como deté en la Liga Regional de San Francisco (Córdoba) y para el comienzo de la década del ’90 pasó a ser entrenador en la Liga Santafesina de Fútbol.
Tras pasos por Gimnasia de Ciudadela -lo llevó al viejo Argentino B- y el equipo de la Liga Santafesina de Unión, le llegó la gran chance: en 2002 se hizo cargo del Tatengue, que militaba en Primera, y lo mantuvo tras ganarle la Promoción a Gimnasia (C). Años más tarde y post Patronato, asumió en Libertad (S) -subió al Federal A en 2007- y Boca Unidos, donde ascendió a la BN en 2009.
El destino y las buenas campañas fuera de Santa Fe hicieron que para el 2010, Kudelka retorne a Unión y escriba su nombre en la historia rojiblanca. Sí, porque subió a Primera y se mantuvo en el cargo hasta 2012. Posteriormente, dos pasos en falso: Instituto y el primer ciclo en Huracán.
En 2015 siguió demostrando con el buzo de Talleres. Perdió apenas un partido en un año y medio y metió dos subidas al hilo: Federal A al Nacional en 2015 y B Nacional a Primera en 2016 siendo campeón invicto -un hito que no se repitió hasta entonces en la categoría-. En Córdoba no pararon las buenas y prolongó su estadía hasta 2017/18.
Antes de llegar al maravilloso presente de hoy en Parque Patricios, el deté pasó por Universidad de Chile, tuvo un segundo ciclo en Huracán, Lanús y Newell’s. Y la tercera fue la vencida para Frank Darío en el Globo: volvió en 2024, hizo dos campañones y sueña con sumar otro torneo local a la Quema tras 52 años.