Mientras los aviones despegaban desde los hangares ubicados a pocos metros del Florida Blue Training Center, el centro de entrenamiento del Inter Miami, los que encendieron las turbinas fueron los pibes de River. Con un andar arrollador, volando dentro de la cancha por un alto rendimiento tanto individual como colectivo, el equipo de Martín Pellegrino superó al Chelsea de principio a fin con otra lección de potrero sudamericano y el 3-1, que pudo ser más amplio por el desarrollo del partido, lo depositó en la gran final de la Messi Cup.
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