“Desde que llegué a River, lucho por llegar a jugar en Primera. Con humildad y sacrificio, todo se puede lograr”.
El sueño de aquel chico que hasta no hace mucho tiempo jugaba en la Cuarta División se hizo realidad. Cristian Jaime vivió un momento inolvidable frente a Sarmiento, un premio al esfuerzo y perseverancia, posible gracias al apoyo de sus padres (Matilde y Cristian) y sus 10 hermanos. Pero lejos de conformarse, para el chico de 19 esto es sólo el comienzo. Después de su auspicioso debut en un contexto adverso en el Monumental, fue citado nuevamente para jugar en el Mario Kempes frente a Talleres, decisión de Marcelo Gallardo que indica que es el momento de que vaya sumando rodaje de forma paulatina.
Cuando parecía que su presencia con el plantel profesional sólo obedecía a la gran cantidad de bajas por los convocados a la última fecha FIFA, completó la semana de entrenamiento y su nombre y apellido apareció en la lista, provocando su alegría y también la de los hinchas, que tienen una enorme expectativa puesta en este nuevo fruto del semillero de Núñez cuyo crecimiento fue bajo la supervisión de MG.
Compañero de Santino, uno de hijos, en Sexta División, Gallardo lo viene siguiendo con continuidad desde hace años, incluso cuando no dirigía a River y asistía como un hincha más al Camp para apoyar desde el otro lado del alambrado. Dueño de un gran talento, una gambeta endiablada y con facilidad para ganar en el uno vs. uno, el pibe nacido en Tigre es un diamante en bruto, un chico a explotar que a MG lo seduce.
De hecho, a partir de ese interés nacieron las ganas de que firmara cuanto antes su primer contrato con la famosa cláusula de 100M de euros, decisión que se demoró algunos días y le impidió aquel viaje a Tucumán en el que Gallardo llevó a varios chicos.
Con el gancho puesto, Jaime fue al banco frente a Sarmiento, debutó en un momento caliente y, a pesar de la adversidad y de que arrancó como lateral-volante por la izquierda, no sintió la presión. Con desfachatez, se hizo cargo como si fuera uno de los experimentados del plantel, la pidió, encaró con la #30 de Mastantuono en la espalda y sino no hubiese sido porque Miguel Borja quedó un pasito adelantado ya tendría en los registros su primera asistencia en Primera.
Si bien tiene que madurar futbolísticamente para entender los momentos a la hora de la toma de decisiones, lo que quedó en evidencia con algunas pérdidas de pelota frente a Sarmiento que generaron contragolpes, es un aspecto lógico teniendo en cuenta su juventud. Gallardo sabe que tiene mucho por enseñarle a un nuevo alumno que, más allá de su talento con la pelotita, cuenta con la virtud más importante, que escasea en estos días: ganas de aprender.