El posadeño Horacio Melo continúa escribiendo páginas de gloria en el circuito Senior de tenis. El médico especialista en gastroenterología alcanzó la final del Torneo Master 400 disputado en Río de Janeiro, Brasil, lo que le permitió escalar al puesto 38° del ranking mundial ITF en la categoría +70. Apenas una semana antes, había sido semifinalista en el Master 1000 de Lima, Perú, y ya se había ubicado entre los mejores 50 del mundo.
“Tuve la bendición de llegar a la final en Río. Perdí en el súper tiebreak, se me escapó, pero igual me siento feliz”, relató el profesional que combina sus días entre el consultorio y las canchas. “Quería estar entre los 50, pero parece que Dios me está acompañando. Ya estoy 38 del mundo”, celebró.
En su paso por Brasil, Melo superó con autoridad los cuartos de final y semifinales ante jugadores locales, antes de caer en una final ajustada por 6‑7, 6‑4 y 10‑6. Su desempeño, más allá del resultado, ratificó el gran momento que atraviesa como deportista y como ejemplo de constancia.
La repercusión de su historia fue inmediata. Luego de la nota publicada en El Territorio que contaba su experiencia en Perú y su ascenso al top 50, las redes sociales se hicieron eco de su recorrido. Decenas de mensajes de aliento y admiración llegaron desde distintas provincias e incluso desde el exterior, destacando no solo sus logros deportivos sino su calidad humana.
El reconocimiento institucional no tardó en llegar. La Cámara de Diputados de Misiones distinguió a Horacio Melo por su trayectoria médica y deportiva. “Estoy más que feliz. Es una alegría enorme que no me esperaba. Agradezco a Dios y a todos los que me apoyan. Esto también es un mensaje para los jóvenes: se puede tener disciplina, se puede soñar y alcanzar cosas grandes, incluso después de los 60 o los 70”, expresó con emoción.
Melo entrena en sus tiempos libres, participa en torneos cuando su agenda médica se lo permite y representa a la Argentina en certámenes internacionales con una bandera clara: demostrar que el deporte, el esfuerzo y la fe son aliados a cualquier edad.
“Hoy es mucho más que un logro deportivo”, reflexionó. “Siento que esto también sirve de estímulo para otras personas. Uno no deja de aprender ni de crecer. Y si en el camino podemos inspirar a alguien, entonces valió la pena cada entrenamiento, cada viaje, cada esfuerzo”.
Fuente: El Territorio.